MIGUEL PERLADO: El Negocio de ser Gran Inquisidor desde la ideología y la pseudociencia del psicoanálisis.

Don Miguel Perlado se ha hecho famoso en los programas de televisión y en las redes sociales, denunciando sectas. Es normal. Es su negocio. De ahí es de donde proviene la publicidad que llena su consulta como psicólogo.

Queda probado que el Sr. Perlado actúa con temeridad, en abuso de lo conocido a través de su ejercicio profesional, pretendiendo representar los intereses de

unas supuestas víctimas, en una actitud

ya conocida de un profesional, el Sr. Perlado que ha construido un negocio en torno a la instrumentalización y sugestión de supuestas víctimas de supuestas sectas. Parte del negocio del Sr. Perlado es inventar sectas e inventar víctimas en abuso de su ejercicio profesional.

No se puede ser al mismo tiempo psicólogo, defensor de víctimas, investigador de sectas y denunciante al mismo tiempo. No se puede ser juez y parte o médico terrorista sin caer en el esperpento y en la apariencia de ser un inquisidor de lo más rancio.

En esta entrevista, por ejemplo, el psicólogo relaciona al "negacionismo" con la "ultraderecha" y todo ello con una actitud sectaria... porque lo dice él. ¿Significa que las sectas son propias de la ultraderecha" o que ¿el negacionismo es cosa de la ultraderecha?

Eso es lo mismo que decir que las enfermedades las trae el diablo a través de la gente no creyente o que los Judíos conspiran para devorar la sangre de niños católicos... ese tipo de pensamiento mágico delirante impropio de quien dice dedicarse a sanar las heridas mentales de la gente. ¿Realmente puede un psicólogo presentarse al público lanzando arengas místico-políticas sectarias, basadas en un pensamiento mágico delirante?

¿No venderá terapias para "salir" del negacionismo? ¿Nos venderá remedios para salir de la ultraderecha? o ¿aprovechará para denunciar a negacionistas y fachas por ser un peligro para la salud pública?

Probablemente lo último. Como gran inquisidor con experiencia, la denuncia, el escarnio público y el castigo es más práctico que la comprensión. Con la comprensión, no se gana ni dinero ni fama.

En época de las cruzadas fueron los judíos, en la era alta medieval la culpa la tenían las brujas, en el renacimiento los herejes y protestantes, en la era moderna la aristocracia y más recientemente el clero y el capital. Siempre han existido espíritus totalitarios dispuestos a destruir a quienes son distintos y a quienes no quieren destruir a otros, al tiempo que imponen su delirante verdad.

Miguel explota a sus pacientes. Los seduce y los lleva al éxtasis convenciéndolos de que son víctimas de una especie de sortilegio.

Sus pacientes son ignorantes y débiles. Nunca tuvieron capacidad para entender el mundo y reaccionar a tiempo. Sus carencias -de sus pacientes- son fruto de una sociedad católico neoliberal capitalista que no les preparó para defenderse de los charlatanes.

Sus pacientes no son rencorosos ni malévolos, sino que tan solo buscan a veces 10 años más tarde, la paz y la restauración de la convivencia y "que nadie sufra lo que yo he sufrido", aunque para ello deban pedir una jugosa indemnización.

No buscan protagonismo sino divulgación de una realidad muy importante, porque todos podemos ser víctimas, aunque para ello tengan que contar sus miserias y muchos otros cuentos en público.

Él les ayudará a construir un relato convincente como víctima y con su ayuda, logrará presentar cuantas denuncias sean necesarias para que se reconozca su dolor... a cambio de dinero.

¿Qué necesitas?

¿Un diagnóstico de víctima de secta? Te lo doy.

¿Un tratamiento? Te lo doy.

¿Un perito? Me presto.

¿Alguien que ponga las denuncias en tu nombre? Yo seré tu caballero andante.

Todo sea por luchar contra las sectas, las brujas o los fascistas.

Leo cada semana insultos a la Iglesia Católica, a los curas y a las monjas y pienso si hay alguien que se pueda defender cuando se ha instalado en este país una moderna y psicoanalítica inquisición donde cualquier fantasía es denunciable. Pobres de nosotros todos.